Todos hablan, opinan, recomiendan y remarcan el impacto de las redes sociales en la sociedad, Facebook superó hace años los 1.000 millones de usuarios en todo el mundo. Sin embargo, su aplicación a la industria turística todavía da muestras de no haber alcanzado el nivel de uso y capacidades que todos predecían.
Pero lo datos son aplastantes, sin duda el sector turístico el que más uso hace de las redes sociales. Lógico y natural cuando hablamos de un entorno donde las personas queremos compartir experiencias, donde hablamos de amigos, de lugares, de imágenes, de sensaciones, … sin duda el entorno perfecto, un binomio mágico.
Según el I barómetro social E-commerce en España, el 84% de las empresas del sector Hostelería y Turismo dice haber utilizado las redes sociales con fines promocionales y/o de venta. Muchas empresas consideran Facebook como un canal de ventas a futuro.
Todos coinciden que las personas nos dejamos influir por imágenes colgadas por nuestros contactos en las redes sociales a la hora de decidir un viaje, es habitual preguntar a amigos y conocidos en Facebook y Twitter sobre las experiencias de viaje, los estudios y estadísticas lo confirman. Entonces … ¿Cuál es problema?
Las redes sociales tienen un extraordinario impacto en las fases de ideación y planificación, ya que nos permiten compartir experiencias, sensaciones, imágenes, videos, …El público es muy probable que decide dónde quiere ir, cómo quiere viajar, qué quiere ver, ayudado sin duda por lo que está viendo en sus redes sociales, pero… ¿Hay una relación directa con la gestión de las reservas y el pago de sus viajes? Parece que no tan clara.Sianalizamos la navegación del usuario se descubre que pasada esta fase “informativa”, de contacto, casi podríamos decir de ocio, los usuarios se pasan masivamente a las webs de agencias online, de hoteles o compañías aéreas.
Desde la perspectiva de la comunicación de productos culturales, el planteamiento debe ser parejo en lo que se refiere a comunicación y seguir las pautas de la industria turística, cada vez más imbricada en gestión del patrimonio cultural.
Muchos expertos comentan que las redes sociales aún no han alcanzado un punto de ventas que las conviertan en un recurso valioso y aun cuando llegue ese momento habrá que perfeccionar las técnicas.
Si todo esto lo circunscribimos al ámbito cultural, podemos afirmar sin duda que las redes sociales, la web 2.0, son sin duda el canal para llegar al público, para informarlo y formarlo, pero también debemos entender el carácter bidireccional donde la interacción, la opinión, las emociones y las experiencias son el “producto” a vender.¿Cuando empezamos?