Las bibliotecas son instituciones dedicadas al intercambio continuo de información, al estudio y apoyo de la enseñanza formal y, al mismo tiempo, son centros de enseñanza permanente y gran actividad social. En la actualidad, los usuarios que frecuentan las bibliotecas suelen buscar más allá de la mera demanda de información tradicional a través del préstamo de libros, por lo que estas instituciones han evolucionado en muchos casos a espacios de participación ciudadana y lugares de ocio y entretenimiento cultural. La gestión bibliotecaria y el perfil del bibliotecario actual implican la planificación y gestión de actividades culturales tales como talleres, musealización de recursos bibliográficos, exposiciones temporales, charlas, cuentacuentos, concursos, entre otros. Por ello, la programación cultural de una biblioteca se ha convertido en un elemento tan importante dentro de las tareas del bibliotecario al igual que la buena gestión de sus fondos o del resto de servicios que ofrece la propia institución. Sin embargo, todavía son pocos los bibliotecarios formados específicamente para esta tarea, lo cual es necesario para alcanzar los resultados más satisfactorios y fructíferos en la puesta en marcha de estas actividades, así como la optimización de recursos disponibles y las pautas a seguir para realizar estas labores teniendo en cuenta todos los factores que confluyen: personal de la entidad disponible, destinatarios, tiempo, presupuestos, medidas de prevención de riesgos, conservación y manipulación, etc. Como gestores debemos de aprender a planificar de forma adecuada y poner en marcha nuevas estrategias destinadas a llegar a distintos tipos de público, lo que nos permitirá conocer cuáles son nuestras posibilidades, limitaciones, y sobre todo, cuáles son las necesidades de nuestros usuarios. La planificación de la gestión cultural en una institución como son las bibliotecas debe realizarse siempre pensando en el óptimo aprovechamiento de todos los recursos: dando un enfoque que sirva como instrumento para producir bienes y servicios culturales y, a su vez, para el desarrollo de una visión global y estratégica en el territorio teniendo en cuenta la complejidad y diversidad social, la identidad y el patrimonio local.
La gestión cultural constituye una palanca del desarrollo humano si se fundamenta en un concepto abierto y operativo de cultura y si toma en cuenta los rasgos identitarios de las sociedades en que se ejerce. Identidad ni rígida ni anclada en esencias inmarcesibles si no cambiante, conflictiva, en un marco de interculturalidad
(Olmos, 2009. Gestión cultural y desarrollo: claves del desarrollo, AECID)
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