En estos momentos se habla, y esto siempre es bueno, de la importancia del Sector de las Industrias Culturales y Creativas, y de la necesidad de potenciar su actividad, empezándose a considerar por todas las administraciones públicas un motor o palanca del proceso transformador que la propia sociedad está teniendo.
Pero esto que sobre el papel queda muy bien, lleva a una serie de reflexiones que me gustaría compartir con vosotros en este blog. Se habla mucho de “sector” y la verdad a mí me entra una gran duda sobre considerar a las ICC un sector o una plataforma multisectorial que permite crear sinergías para dar valor directo a la sociedad mediante la relación directa con las personas.
En estos momentos hablar del sector de las ICC es hablar de elementos en algunos casos similares y en otros tan dispares como: Artes Escénicas, Música, Patrimonio Cultural, Industrias de la Lengua, Artes Visuales, Artesanía, Edición y Medios Impresos, Audiovisuales, Videojuegos, Contenidos Digitales, Diseño, Arquitectura, Moda, Alta Gastronomía, Publicidad y Marketing… Evidentemente en muchos casos los elementos de gestión en cada tipo de entidad y organización pueden parecerse en nada o casi nada, teniendo en cuenta además que podemos hablar de entidades públicas privados, sin ánimo de lucro o mixtas.
Es evidente que todas estas entidades tienen un elemento en común, que es su “contacto directo con la sociedad por medio de las personas”, pero este aspecto ¿es lo suficientemente importante para hacer de las ICC una entidad con sentido propio? Este tema es lo que en mis conversaciones con personas que trabajan muchos años en estos sectores ponen en duda, es claro que aparecer en el “mapa sectorial” de la forma que se está haciendo es “muy importante”, pero la duda está en que si estas políticas de apoyo tienen efectividad en cada una de las organizaciones del sector.
En estos momentos que hablamos continuamente del concepto de “Customer Centric”, todo a medida del cliente, tenemos que valorar que las políticas de apoyo y desarrollo de este sector deben de responder a problemas “individuales” y no generales, llegando a saber lo que cada organización en si misma necesita, y no tener que terminar escuchando la manida frase de “Y… que hay de lo mío”.